De Via Laeitana a Santa Maria del Mar, la calle Abaixadors, donde se reunía el gremio de los que rebajaban el pelo de la lana, alberga lugares donde, nunca mejor dicho, hay que bajar.
Uno de ellos se identifica facilmente por el penetrante olor a su entrada. Olor a bodega en desuso. Es La Luna (cocktail bar, lounge, restaurant).
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