En su columna "Elogio de Barcelona" acude a la sensación de bondad de la ciudad cuando se la compara con las visitadas durante el verano. Y es cierto. Si se compara, Barcelona (la ciudad) gana. Sin embargo, esa victoria comparada es la mayor de las derrotas. El perder las ganas de superarse, la derrota de la criticidad, el abandono de la inacción. Barcelona (la ciudad) gana pero los barceloneses perdemos.
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